Es posible que el dueño o el encargado del negocio pueda preparar los impuestos.
No obstante, debemos tener en cuenta que con esta actividad genera una responsabilidad sobre posibles incongruencias numéricas entre las facturas, comprobantes y ventas y lo declarado.
No solo los impuestos nacionales, los tributos vinculados a la nómina no son fácil de calcular y pueden traer inconvenientes posteriores en la relación laboral.
El contador tributario conoce lo que hace, debe conocer la ley tributaria para asesorar sobre los beneficios fiscales.
El contador conoce sobre cuáles deducciones están permitidas, sin riesgo a rechazo en fiscalizaciones.
El contador sabe el máximo permitido para ciertas deducciones, según la Ley. Además, puede cotejar entre lo ingresado al banco de la empresa y lo facturado pudiendo advertir, de ser el caso, incongruencias en el inventario.
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